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Metadata: Bermúdez de Castro O'Lawlor, Salvador: ¬El gobernante
Monograph
- Title:
- ¬El gobernante
- Subtitle:
- Discurso leído en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas por ... Marqués de Lema en el acto de su recepción pública, y contestación del ... Conde de Bugallal ; El día 7 de diciembre de 1924 ; 07.12.1924
- Place of publication:
- Madrid
- Publication year:
- 1924
- Scope:
- 139 S.
- Keyword:
- |derecho público / administración pública / moralidad pública / gobierno de la aristocracia / ciencia política / prensa política / partidos políticos
- Language:
- Spanish; Castilian
- Free text:
- A lo largo de la historia una idea general ha predominado respecto a la figura del gobernante, y ésta es la necesidad de recibir una preparación especial. Cuáles sean esos requisitos para ser dirigente de una nación, ha sido objeto de estudios en todas las épocas, y en ellos han coincidido sustancialmente todos los pensadores, estando en la base de los mismos los conocimientos y experiencia en los negocios públicos. Esta concepción tradicional del hombre público parece haber cambiado en la actualidad, sustituyéndola la opinión de que el gobernante ha de estar especializado en alguna rama de la administración pública, cuya formación no incluye en muchos casos conocimientos sobre política, derecho positivo y filosofía del derecho, ya que no se ha realizado con miras a los negocios públicos. Sobre esta crítica a la clase política basa el autor su discurso, que él mismo divide en cuatro capítulos: el gobernante en la historia, requisitos del gobernante, concepto errado actual del hombre público y la necesidad o no de los partidos políticos. En el primer capítulo reitera la idea ya expuesta en la introducción sobre la necesidad de la formación especial y la dedicación en exclusiva del hombre público a la política, idea que ha prevalecido históricamente en la mayoría de los países. Antes de entrar en el segundo capítulo sobre cuáles deben ser esos conocimientos que se requieren en el hombre público para el desempeño de su función, explica el concepto de la política, objeto de la preparación de un político. Así asocia la política a la moralidad y define aquella como la ciencia y arte de gobernar a los pueblos aplicando los medios más apropiados para la consecución de su felicidad, de forma que la misión del gobernante es hacer más felices a los gobernados y en él ha de darse la doble virtud de buen ciudadano y hombre honrado. Surge así la tesis de la superioridad del hombre público y del gobierno de la aristocracia, frente al gobierno hereditario. En cuanto a la formación del hombre de estado, señala que ha de ir encaminada a desarrollar el sentimiento de los intereses sociales, alejándose de los particulares. Al igual que los antiguos tratadistas para los que conocimientos de filosofía y jurisprudencia eran convenientes en la preparación del hombre público, importantes son también en la actualidad los estudios de la carrera de derecho, aunque no exclusivos ya que cuanto más general sea el punto de vista, mejor dirigido estará a los intereses colectivos. Así defiende la llamada educación clásica entre la que incluye estudios de historia o educación literaria. Llama la atención sobre las dotes que ha de poseer un buen gobernante, sabiduría y rectitud moral, con lo que enlaza de nuevo política y moralidad. Insiste finalmente en este capítulo sobre la importancia de desarrollar en exclusiva esta actividad por lo que cree conveniente proveer de medios de vida al hombre público, y no tenga necesidad de alejarse de la vida política en busca de sustento. Señala a continuación que en la actualidad existe la idea, de que cualquier ciudadano está capacitado para la política. Esta creencia está fundamentada por un lado en su aparente sencillez, ya que por ir dirigida a la generalidad de los ciudadanos utiliza un lenguaje inteligible para todos, y por otro en el tratamiento ligero e insustancial, sin criterio científico que recibe de forma generalizada de la prensa, y cuya influencia en la marcha de los asuntos políticos es innegable. En el último capítulo considera la conveniencia de que los hombres que se dedican a la política se agrupen en formaciones políticas. Es de opinión que los partidos políticos son el signo de una vida política saludable, defiende su necesidad, y los define, siguiendo a Burke, como una agrupación de hombres que poseen una idea común como motor de trabajo para la realización del interés general de la nación. En este sentido son entidades vivas, que aúnan autoridad y libertad y que poseen una gran fuerza política. Finalmente alude a los dos partidos políticos españoles, progresista y moderado, como un reflejo de las dos tendencias generales en las sociedades humanas. El señor Conde de Bugallal en la contestación, defendiendo igualmente la necesidad de una preparación especial, establece las características del gobernante en: vocación, aptitud, estudio, capacidad de observación, ciencia y experiencia, disposición para el manejo de los hombres, dotes de mando, facilidad par la adaptación. Para el desenvolvimiento de todas estas cualidades, que atribuye al académico entrante, introduciéndonos así en su presentación, es importante la existencia de un ambiente propicio. Finalmente hace una defensa de los partidos políticos que considera indispensables para el buen funcionamiento del gobierno y en definitiva del régimen parlamentario, y como símbolo de normalidad constitucional.
- Shelfmark:
- Sp 4 k 134
- Catalog ID:
- 282879
Other
- Title:
- Discurso
Other
- Title:
- Reseña del académico anterior