Full text: Argente del Castillo, Baldomero: ¬La reforma agraria

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tante para proporcionar a sus familias una misera sub- 
sistencia. En la mayoria de los casos tienen que em¬ 
prender labores domésticas como suplemento a las ga- 
nancias de estos esclavos de la hipoteca. Hace poco 
tiempo que, en la prensa, pudo leerse que las mujères 
que se emplean en trabajos domésticos en las comarcas 
agricolas del Cantón de Berna, ganaban un jornal que 
oscila entre 145 y 80 céntimos! No hay que extranarse 
pues, de que en las aldeas suizas se vea tan poca gente 
vigorosa, tantos fatigados y encorvados, pocas caras 
alegres y muchas siniestras, llevando la huella del ex¬ 
ceso de trabajo y de la falta de alimento. Los ajados 
y prematuramente envejecidos rostros de los pequenos 
propietarios, su modo de andar, arrastrados y rigidos, 
denuncian mejor que todas las estadisticas oficiales, su 
terrible lucha contra la miseria y el padecimiento, y 
cómo son robados y desplumados. 
Pero ;a qué buscar los ejemplos fuera de nuestro 
pais? ; No tenemos una región donde prevalece la pe 
quena propiedad, Galicia? ; No existe en esa region pro- 
funda miseria? No han sido senalados en ella como 
cosa normal, hace anos, salarios de diez céntimos por 
la jornada de un dia? No tienen que expatriarse sus 
hijos pobres, a fin de ganar fuera salarios que les con¬ 
sientan pagar la renta de la- pequena parcela que su 
mujer o sus hijos tienen en arrendamiento? j No es hon- 
da su servidumbre politica? No es proverbial la ig 
norancia de sus clases pobres? La solución que, comc 
ideal, se presenta para todo el pais, no ha logrado dar 
sus frutos en una sola región. En cambio ha creado 
un problema opuesto al del latifundio: el de la pulveri 
zación de la propiedad. 
Debe recordarse, para disipar toda esperanza, que el 
experimento de la parcelación de las grandes propieda 
des se ha hecho en Espana en corta escala y su resul¬ 
tado ha sido siempre tan definitivo como desastroso. Son 
no pocos los propietarios de grandes heredades que, 
llevados de un sentimiento caritativo o por el deseo de 
hacer un ensayo de reforma social, han repartido entre 
colonos y braceros sus tierras, creando pequenos pro¬ 
pietarios. Pueden citarse la Emperatriz Eugenia; la Du- 
quesa de Uceda; los Duques de Medinaceli y Alba; el 
Max-Planck-Institut für 
lorales y Politicas 
europäische Rechtsgeschichte
	        
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