Max-Planck-Institut für
europäische Rechtsgeschichte
comendada, se impuso como exigencia ineludible hacer par¬
ticipar al pueblo espanol en esas tareas encaminadas a su
urgente mejora material, y lejos de prever una ejecución de
tan vastos planes, con desconexión de su propia responsabi¬
lidad, le hizo participar directamente en la aplicación y des¬
arrollo de las nuevas directivas de gobierno renovando con
suprema eficacia los cánones de una administración super¬
centralizada, sometió la realización de sus iniciativas lega¬
les a los siguientes principios: otorgar una prudente auto¬
nomia a los organismos creados; coordinar la acción direc¬
tiva y tutelar del Estado con la actividad de quienes se ha¬
llaban normalmente interesados en ella; enlazar armônica¬
mente todos los elementos sociales y econômicos sobre quie¬
nes recaia de un modo inmediato la función estatal, a fin de
obtener para ésta un resultado eminentemente reparador, y,
finalmente, dar un franco predominio a los beneficios de or¬
den general sobre los intereses de carâcter privado o parcial.
Estas supremas orientaciones de buen gobierno, a un
tiempo justas y renovadoras, prâcticas y juiciosas, presidie¬
ron la obra de las Confederaciones Hidrográficas, tan entra¬
niadas en la vida nacional que ni siquiera pudo destruirlas
el tornado demagógico cernido poco despuës sobre nuestra
Patria. En esas ordenaciones, verdadera codificación social
y económica de nuestros rios, latia un vasto anhelo institu¬
cional y humano que derivaba hacia realizaciones sindicales
de un orden integrador y fuerte, basadas en la articulación
intima y armónica de los intereses econômicos conjuntados
con los grandes postulados morales implicados en la vida
colectiva de la nación. Las Confederaciones aspiraban a ob¬
tener el aprovechamiento integro de todos los recursos hi¬
drográficos existentes en las cuencas de nuestros rios, des¬
de la primera hasta la ultima gota; desde sus fuentes, ma¬
nando de los penascales más abruptos y elevados, hasta que
van a rendir amorosamente al mar la fluida ofrenda de sus
aguas caudalosas. El ministro, con visión alucinadora de una
Espanna mejor, preveia que el Ebro fuese navegable hasta
Caspe; el Segura hasta Murcia, y el Guadalquivir hasta An¬
dûjar. Y ello se hubiese realizado si el designio torvo de los
enemigos de nuestra Patria no hubiesen enloquecido a los
espanoles, haciéndoles virar hacia la catástrofe colectiva,
çon total olvido de las maravillosas perspectivas que les
ofrecia un Gobierno reparador, justo e ilusionado en el ser¬
vicio de Espana.
Al lado de esta ingente obra que suponia el mejoramien¬
to de la tierra espannola con un incremento notable de su pro¬
Real
ales y Politicas