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DISCURSO
Hay, sin embargo, en medio de esa confusion alge
cierto, algo incontestable, que yo quisiera hoy entresa¬
car y exponer en metódica ordenacion ante vosotros, para
ver si puedo arribar á una idea de práctica aplicacion, de
utilidad inmediata. A cuyo efecto quisiera ensayar el
responder à las preguntas más capitales que envuelven
aquellas dudas.
Es el hombre capaz de perfeccionarse?; Qué es la per¬
feccion? ; Puede el perfeccionamiento sujetarse à leyes?
iCuáles son sus causas? ; Y entre éstas existe alguna pri¬
mordial y preponderante?
Discurramos brevemente sobre la respuesta que puede
darse à cada una de estas preguntas.
Es el hombre perfectible? Lo es sin duda alguna, y
asi lo admitis vosotros como premisa necesaria de vuestro
noble trabajo, y asi lo estableceis sin recurrir à las la¬
boriosas pruebas del método inductivo, fundándoos en un
rigoroso argumento metafisico; porque meditando sobre
la naturaleza intima del hombre y sobre su destino en
la parte de su vida que pasa sobre la tierra, comprendeis
que cada uno de los fines á que la naturaleza humana
aspira con tendencia irresistible, la religion, la ciencia,
el arte, supone y exige para su realizacion una perfec-
tibilidad cuyo término no puede asignarse: entre la ig¬
norancia del bruto y la omnisciencia divina, entre la
grosera realidad sujeta á nuestros sentidos y el ideal su-
premo de la razon, entre la bárbara supersticion del sal¬
vaje y la intimidad perfecta del espiritu con Dios, hay
espacio para un desenvolvimiento perpétuo é ilimitado.
Todas las almas humanas, todas sin excepcion alguna,
tienen nocion más ó ménos clara y perfecta, pero nocion
al fin, de las leyes del mundo moral, que se resumen en
Max-Planck-Institut für
Real Acac
ias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte