DISCURSO
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enfrente de una revolución, es un espectáculo histórico que
no puede contemplarse sin profunda emoción y sin sentir
inclinado el ánimo à tristes meditaciones. Yo también he me¬
ditado ante las ruinas augustas de aquel reinado, victima de
errores irreparables, pero al cual irán siempre unidos los
recuerdos de éxitos y glorias que ilustrarán eternamente la
historia de Espana. Yo también he meditado ante aquellas
ruinas, y ellas me han sugerido el tema del presente discur
so. Con vuestra venia voy å tratar de la irresponsabilidad
del Rey y de la responsabilidad de los Ministros en los pai¬
ses de representación falseada.
II
Representa la Realeza en las monarquias constitucionales
el poder y la majestad de la Nación. Es el Rey la persona
misma del Estado. Por eso, porque buscan la personificación
del Estado, son casi todos los pueblos monárquicos. Han de¬
jado de creer en la teologia del derecho divino de los Reyes;
pero no han llegado á entender la metafisica del gobierno
impersonal de los pueblos. La Monarquia, ha dicho un escri¬
tor politico distinguido, es un gobierno fuerte porque es un
gobierno inteligible. La personificación de la soberania: he
aqui el carâcter distintivo de la forma monárquica, lo que la
pone al alcance de la inteligencia popular.
La monarquia constitucional es una verdadera Monarquia.
El Poder real en ella no ha sido destruido, ni siquiera dismi¬
nuido, sino transformado y regenerado. No son los mås po¬
derosos los Principes que disfrutan poder más ilimitado. Si
oso fuera cierto, serian unos reyezuelos los Monarcas de In¬
glatorra, Bélgica, Holanda, Espana é Italia, comparados con
el Sultán de Marruecos ó el Emperador de China, y hubieran
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Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
uropäische Rechtsgeschic