DISCURSO
DEL SENOR
DON SEVERINO AZNAR EMBID
SENORES ACADÉMICOS:
He de confesar que mi confusión, al ver mi pequenez, su¬
pera hoy a la satisfacción de hallarme entre vosotros. Nunca
sone con honor tan alto y nunca senti con más vehemencia el
deseo de merecerlo. El ver ese deseo tan lejos de la realidad
nubla hoy el legitimo contento que debiera tener. A vuestra
benevolencia debo ese alto honor, y a ella pago plenamente
con mi gratitud: a la insignificancia de mi obra intelectual
debo mi actual turbación y la nube que hace empalideeer
mi alegria, y para disipar esa nube no me queda ni la espe¬
ranza de hacer algo que justifique a posteriori mi presencia
aqui: no puedo consolarme dicién doos, como mi predecesoi
Costa, que me admitáis como candidato a crédito. Lo que yo
pueda hacer ha de estar siempre en un plano de inferioridad
con relación a este Senado excelso, cuyas puertas me abris
hoy. Puesto que vosotros, voluntariamente, me elegisteis.
pagad vuestra excesiva generosidad contentándoos con lo
unico que os puedo ofrecer: un buen deseo y un noble propó
sito de cooperar a vuestras tareas con decisión, con alegria
y fuerte voluntad.
Max-Planck-Institut fü
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