DEL ILMO. SR D. ADOLFO BONILLA Y SAN MARTIN
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«para la acusación de los Ministros, se formulará en el Con¬
greso de los Diputados una proposición...», y no hay que se¬
guir leyendo, porque, como dice el Sr. Pons, existe una má
quina especial de «hacer Diputados, que más sirve cuanto
mås se usa», en el Ministerio de la Gobernación; y pensar que
tales Diputados son quienes han de exigir responsabilidad a
los Ministros, «fuera tanto — escribe el Sr. Pons — como su-
poner que los Ministros a si propios la exigieran, cosa que
no es de esperar: generalmente, los que esa posición politica
ocupan, son hombres de talento».
El Sr. Pons propone, entre otras cosas, que una ley esta¬
blezea, con toda la concreción posible, cuâles sean las funcio¬
nes propias de los Ministros de la Corona, desligando las pu¬
ramente politicas de las técnicas, y especificando el procedi¬
miento que haya de seguirse, segûn de unas o de otras se
trate, caso de responsabilidad; y demanda que acusen a los
Ministros, ante el Parlamento, los representantes del pais, o
los particulares, bajo su propia responsabilidad, pasando el
conocimiento y resolución de la querella o denuncia asi for¬
mulada al Tribunal Supremo, o reservåndoselos el Parlamen-
to mismo, en armonia con la naturaleza del acto perseguible.
A su juicio (y on esto me hallo totalmente de acuerdo con su
opinión), no hay modo de conciliar la función técnica de los
Ministros con los deberes parlamentarios: «Permanecer tar
des enteras en el banco azul, oyendo y contestando, equivale
a dificultar, a impedir la labor realmente administrativa. Y,
por si algo faltare, poned que hay que tolerar las visitas de
Diputados y Senadores pedigüenos; que hay que estudiar los
asuntos sobre los cuales interpelen al Gobierno los represen¬
tantes del pais; que hay que complacer a los buenos amigos
cuyos servicios y lealtad se utilizaron para encumbrarse; que
hay que «hacer huecos» para colocar algûn pariente, y me¬
nos mal que sea uno solo; que hay que asistir a los Consejos
de Ministros..., y decidme: ja qué hora, cuándo, cómo gobier¬
nan éstos a la Nación?»
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Max-Planck-Institut fü
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