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DEL EXCMO. SR. D. RAFAEL ALTAMIRA Y CREVEA
aluden Bry, Herckner y otros autores cuya cita acabâis de
oir. Pero también es cierto que tendiendo rápidamente toda
producción a establecerse sobre bases cientificas (por natu¬
raleza, iguales en todas partes) y obligando la competencia
a igualar las condiciones de producción para luchar con las
mismas ventajas, aquellas diferencias irán aminorándose y no
quedarán a la postre sino las que están fundadas en cualida¬
des irreductibles, irreformables, del medio fisico o de la psi
cologia de los grupos humanos; porque es bien evidente que
la teoria de las singularidades nacionales, que con Montes
quieu ganó enorme prestigio y eficacia sobre una base de
influencias fisicas más que espirituales, y con la escuela His¬
tórica se apoyó en una originalidad psicológica de fuente
sumamente vaga pero sugestiva, ha caido en grandes exage¬
raciones, extendiendo el concepto de las originalidades res¬
petables e imposibles de vencer y convertir a un comûn de¬
nominador, a cosas superficiales, a arcaismos indefendibles
y aun a misoneismos vergonzantes. Que hay algo propio,
esencial, diferente e irreformable en el espiritu y en las con¬
diciones de vida de cada nación (y por tanto, en su funcio
namiento económico), parece indudable, y ya he dicho en
otro momento cómo aun esto es base de concierto inter
nacional y de cooperación en la obra general humana; pero
es necesario determinar con precisión exenta de prejuicios.
hasta dónde llegan las diferencias humanas y cuâl es, por
tanto, el dominio de las leyes singulares, a diferencia de
aquel en que la comûn naturaleza y las necesidades iguales
para todos consienten la adopción de una norma igual, à lo
menos, en su principio juridico. Y como yo creo que el pro¬
ceso de la civilización moderna se dirige a ensanchar cada
vez mås, en muchos órdenes de la vida, ese dominio comûn.
estoy seguro de que en razón y en derecho, serà cada vez
también mås posible una legislación universal referida a mu¬
chas relaciones juridicas. Eso, aparte de aquellos deberes de
humanidad y aquellos derechos fundamentales de la perso¬
na humana de que os habló Gascón páginas atrâs.
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