A) EL VOCABULARIO DE VALORACIÖN
Podemos, desde luego, dar por suficientemente examina¬
da la parte de vocabulario puramente positiva, es decir, que
tiende a representar hechos y realidades y como tal consti¬
tuye el patrimonio exclusivo de las Ciencias cosmológicas y
psicológicas. No quiere esto decir, porque no seria verdad,
que nuestros hombres y nuestros libros de ciencia no mane
jen ni contengan mås que términos de realidad, cuidadosa¬
mente expurgados de toda valoración. Pero es indudable que
cuando un hombre se coloca en actitud no puramente consig
nativa sino mås bien estimativa del hecho que tiene delante
de si — cosa no tan rara en quienes más alardean de espiri¬
tus «positivos» — doja a un lado el método estrictamente cien
tifico para reanudar su vida plenamente humana. La ciencia
como tal, en el sentido más riguroso que hoy se da a esta pa¬
labra, se caracteriza por la absoluta impersonalidad de sus
conceptos y de sus juicios, y tiene su adecuada expresión en
la nomenclatura de carâcter positivo. A ella hemos dedicado
especialmente nuestra atención hasta el presente, y si al tra¬
tar del vocabulario psicológico hemos abordado regiones de
las que la persona humana y sus instintos vitales no podian
hallarse ausentes, claro está que siempre lo hemos hecho con
siderando a esa persona y a sus actos como puros hechos ob¬
jetivos, y como tales susceptibles también de una considera¬
ción cientifica. Esta consideración, por lo demás, no nos ha
impedido reconocer que tanto los hechos fisicos en Cosmolo¬
gia como los inmanentes en Psicologia, asi como los nombres
que los designan, no tienen sentido completo sino en cuanto
alcanzan su pleno desenvolvimiento en esos hechos y nom
bres que hemos llamado metafisicos y trascendentales, que,
Max-Planck-Institut für
rales y Politicas
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