CONTESTACIÖN
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de nuestra Academia. Que la ciencia econômica es anti¬
quisima y sumamente necesaria, que sus nociones no fue¬
ron desconocidas de los antiguos, que à veces hasta lo¬
graron embellecerlas con poéticas formas, à pesar de su
habitual aridez, nos lo ha demostrado el Sr. Salva en el
discurso elegante que acaba de leer, nutrido de erudicion
cläsica, y expuesto con bellas formas, cual cumple à la
solemnidad y à las condiciones de este acto. Pero no es lo
mismo ver los huesos de un gigante esparcidos por el
campo, que examinar su esqueleto reuniendo aquellos,
supliendo lo que faltaba y aun rellenando sus huecos, da¬
das sus formas; ni se lograria tener idea de un edificio,
por ver materiales, columnas, capiteles, basas y estatuas
esparcidas, vaciendo en el área donde se ha de construir
el edificio.
Entre nosotros no podemos remontar al siglo xvi, al
siglo de oro de nuestra literatura clásica, el estudio de la
Economia politica. Nacié más bien ésta en medio de la
penuria, mala administración y decadencia del siglo xvni.
Las desgracias continuas que venia sufriendo el pais des¬
de los ultimos afios del reinado de Felipe II, y la ban¬
carrota que acibaré los ultimos dias de aquel monarca,
la ruina de nuestra Hacienda, apenas sostenida con los ré¬
cursos que venian de Indias, antes malbaratados que re¬
cibidos, hicieron pensar en los remedios; como en casa
mal gobernada se habla de economia cuando ya no hay
que empefiar, cuando tampoco se encuentra quien preste,
y los acreedores llegan en tropel asediando las puertas.
Pero los remedios que se presentaban no los suministraba
la ciencia, que aun dormia, sino el empirismo, que suéle
ser el precursor de aquélla. Llamâbase arbitristas à estos
escritores sobre economia y economias, 6 mâs bien ha¬
cendistas empiricos, de los cuales habia plaga, segun de¬
cia el Diario de Pellicer, con frase gráfica y muy expré¬
siva. Cuando la Academia llegue à publicar, segun tiene
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte