455
DEL SR. D. JUAN DE LA CONCHA CASTANEDA
vale y merece, sin la libertad de testar? Si los bienes son
todos del marido, y no existen á su fallecimiento ganan¬
ciales, la amorosa companera de sus penas y de sus ale¬
grias, la que ha sido, en expresión de los libros santos,
hueso de sus huesos y carne de su carne; la que con sus
afanes y sacrificios ha conservado el patrimonio de la fa¬
milia, la que ha llevado en sus entranas á los hijos del
amor conyugal, quedará à merced de éstos, después de
la muerte del amante y del amado esposo; y el rigor in¬
flexible de las leyes vendrá á aumentar con los sufrimien¬
tos de la indigencia y de la miseria sus amargas lágrimas
de desconsuelo y de viudez.
Es necesario prevenir los casos en que hijos, huérfa¬
nos de padre, cuya fortuna han heredado, no por sus me¬
recimientos, sino por ministerio de la ley, olvidando des¬
naturalizados á la que les dió el sér, puedan mirarla con
desvio, y concederla sólo como un indigno y ofensivo
socorro, lo que por justicia y derecho la deberia corres¬
ponder.
Apartemos, senores, los ojos de estos espectáculos do¬
lorosos y repugnantes; y plegue al cielo que los progre¬
sos bien entendidos de la legislación, hagan imposibles
en la sociedad espanola tales ejemplos de inmoralidad y
de ingratitud.
La libertad de testar es el medio de resolver todas las
dificultades, de armonizar todos los intereses, de combi¬
nar los sentimientos del amor paternal con los principios
de la justicia, y de estrechar los vinculos de la familia,
contribuyendo también á hacer del hogar doméstico un
venerable y augusto Santuario, donde el padre sea una
autoridad siempre respetada, y la madre una Providen¬
cia siempre solicita y amorosa, y dignamente atendida y
recompensada.
Contra la libertad de testar, sólo puede presentarse un
argumento terrible: el de los padres desnaturalizados que
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
uropäische Rechtsgeschichte