185
DEL SR. D. JOSÉ MANUEL PEDREGAL
a establecer la vida politica de nuestro pais sobre las bases
que ya son comunes a la de todos los pueblos oultos!
Pródiga en desenganos fué con él la realidad, y, sin em¬
bargo, el optimismo reinó siempre en su espiritu, pronto a
volar hacia la concordia amada.
Fortisimo espiritu, que se mantuvo en su anhelo hasta el
momento mismo en que la materia débil hubo de negarse a
servirle. Sabido es que entre todas sus aspiraciones univer
sales de concordia ideal, sobresalió, en sus ultimos anos, la
de conseguir base de armonia que procurase cauce especial¬
mente amplio para atenuar, ya que suprimir no fuese posi
ble, la lucha de clases, que tanto repugnaba a su espiritu
generoso. Por su virtud y autoridad personal, habia conse¬
guido saturar el Instituto de Reformas Sociales, tanto en su
representación patronal, como en la obrera, de un espiritu
tal, que hacia posibles soluciones que en la intransigencia
ambiente en el pais eran realmente admirables. Nunoa po
dremos olvidar aquella tarde de Diciembre en que Azcárate,
fuerte el espiritu, pero rendido el cuerpo, se disponia a en¬
tregar la dirección efectiva de aquella institución a quien él
creia que habia de ser fiel continuador de su obra. Creia con
solidada la concordia, estaba seguro de su acierto al desig
nar el sucesor; tanto más soguro cuanto que, llevado de su
natural propensión, lo habia buscado en el campo politico
contrario a sus ideas, experimentando el placer, para él in
comparable, de hallar afinidades y reconocer excelencias en
sus contrarios. Iba a realizar una buena obra, y se disponia
a expresar en aquella sesión su alegria por dejar en tan bue¬
nas manos y en tan buen camino su obra predilecta; pero la
fortuna, que tantas veces le fué adversa, le preparaba en
aquel dia su golpe definitivo. Por un accidente de la poli¬
tica del Gobierno, la representación obrera estimaba necesa
rio retirarse del Instituto, y un momento antes de comenzar
la sesión se lo comunicaba asi a su Presidente. La concordia
quedaba rota; el espiritu del maestro sufrió uno de aquellos
golpes rudos; reaccionó el espiritu, fuerte aun; aquello no
k
cias Morales y Politicas
Real Academia de C
europäische Rechtsgeschichte