DISCURSO
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toda la tradición militar de la institución monárquica, es casi
imposible que se sustraiga a la gloriosa sugestión de consi¬
derarse sucesor de los caudillos sus antepasados, y será, poi
lo tanto, realmente admirable que lo consiga. En la mayor
parte de los casos creemos que los Gobiernos que han de
responder siempre de los actos del roy han de nocesitar un
exquisito tacto para conllevar una situación verdaderamente
dificil.
En la misma Inglaterra, la reina Victoria consideraba al
ejéreito como dependiendo particularmente del soberano, y
no dejó de suscitar algunas dificultades para aceptar en ab¬
soluto con Gladstone, que siendo el ejército uno de los gran¬
des poderes del Estado, no puede tener a la cabeza más que
personas responsables ante el Parlamento.
En nuestro pais estas dificultades han sido acrocentadas
por la intervención que, desgraciadamente, ha tenido que
tomar el ejército durante todo el siglo pasado en las luchas
politicas, con influencia inevitable en el espiritu de los re¬
ves. Y tan natural como la propensión en los reyes a creerse
jefes efectivos del ojército, es la de los ejércitos a conside¬
rar esto como un gran bien, especialmente en el comienzo de
los reinados. El hacer comprender a los reyes que la efec¬
tividad del mando militar, no sólo es inadmisible en la teo¬
ria constitucional, sino funesta a la larga, y llevar al ejéroito
el convencimiento del verdadero espejismo que supone el
creer tal efectividad conveniente, no es tarea fâcil para un
estadista que no tenga una grandisima autoridad. Desgracia-
damente no han sido pocas las ocasiones en que los minis¬
tros, lejos de ser dique, han sido complacientes halagadores
de tales estimulos, hasta el punto de que lo sorprendente, en
realidad, es que no haya caido en mayores excesos en nues¬
tro pais el militarismo de los reyes. Hasta se les han brinda¬
do facilidades para organizar una actuación sobre el ejército
francamente inconstitucional (que eso representa el decreto
de creación del cuarto militar, sobre el supuesto de que era
para el ejercicio del articulo 52 de la Constitución, o sea para
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s y Politicas
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