DEL EXCMO. SR. D. LUIS MARICHALAR Y MONREAL 
habrian de formar el Parlamento, y éste designaria el Pre¬ 
sidente del Consejo de Administración, que seria el Presi¬ 
dente de la Repûblica, y los administradores delegados, que 
serian los Ministros. (Pág. 40.) 
Dos renglones insignificantes descubren mucho mâs que 
todo el libro: son aquellos en que se nos dice que «la inspec¬ 
ción y vigilancia, asegurada por los Comisarios de Cuentas, 
estaria fuertemente organizada, por ser su cometido el mås 
importante». Es decir, que aqui se declara ingenuamente por 
los autores que todo esto no seria otra cosa que la organiza¬ 
ción de cada pais, como productor, en colectividades, a base 
de la desaparición de todas las facultades individuales en 
que hasta ahora se asentaran los grandes triunfos de la in 
dustria moderna. 
A continuación los autores observan que serâ precisc 
convenir en que nada hay de extraordinario en todo lo que 
proponen, lo cual depende del concepto que se tenga de lo 
extraordinario. Y si bien en seguida tranquilizan al pûblico 
asegurando que por ningûn modo habrá de destruirse la fa¬ 
milia, permaneciendo intacto el hogar, y excluyéndose los 
muebles y objetos de uso de las aportaciones obligadas, se 
anade que si todas las Sociedades tienen por objeto el repar¬ 
to de los beneficios, en la «Nacional» no ha de ser éste el fin 
que se persiga (1), no pudiendo repartirse más que produc¬ 
tos. Para ello debe haber un signo de valor, la moneda, y 
cada ciudadano activo percibirá dos partes: una como accio¬ 
nista, a prorrata de sus acciones, y otra en cambio de los 
servicios que rinda por su trabajo a la Sociedad. Pero como 
la atribución de una parte de productos a las acciones cons¬ 
tituye un privilegio evidente que no es posible eternizar, se 
irän amortizando acciones en un periodo de tiempo, si bien 
no se nos dice lo que cada accionista podrá hacer con el im¬ 
—— 
(1) «El beneficio que se trata de suprimir no es la remuneración le¬ 
gitima del trabajo y de sus servicios, sino el beneficio comercial, o sea 
el excedente del precio de venta sobre el de coste.» 
Max-Planck-Institut für 
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas 
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