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DEL EXCMO. SR. D. FERMIN CALBETON 
bres y nuestros trabajan con ahinco para elevarse à los primé¬ 
ros rangos de la civilización moderna; y hacia esa importan¬ 
tisima masa de seres à quienes dimos existencia, tenemos que 
dirigir nuestros requerimientos de afecto y carifo. Estos na 
cen de la comunidad de origen y en ellas se apoyan; pero 
para su afianzamiento precisa acompanarlos de vinculo solido 
de mutuo respeto y, sobre todo, del de los intereses recipro¬ 
cos, pues éstos son los que más estrechamente unen à las na¬ 
ciones, infinitamente más que los recuerdos de familia o las 
atracciones del abolengo. 
Este debe ser el unico fin de la politica internacional de 
nuestra Patria, y si á él consagramos nuestras fuerzas y lle¬ 
gamos à lograrlo, la obra de la Reina Catélica quedarà con¬ 
sumada, pues éste fué su testamento moral, el que se dériva 
de su apoyo al inmortal descubridor, y no el mezquino pen¬ 
samiento de buscar en el Africa imposibles fundamentos de 
grandeza y de progreso para nosotros. 
Asi como considero el africanismo en lo que no tenga de 
necesario para la garantia de nuestra independencia un sen¬ 
timiento equivocado y que nos lleva à una politica cara, in¬ 
ütil y peligrosisima, asi abrigo los mayores entusiasmos por 
la dirección americanista á que me refiero. 
iY contraste que es frecuente en nuestra historia! A la par 
que el Estado interviene continuamente en el Continente 
africano y celebra pactos internacionales que embarazan sus 
destinos, y lleva sobre él sus armas, y derrama sus tesoros 
en obra poco simpática y de ninguna utilidad moral y mate¬ 
rial, á la vez que interviene directamente y subvencionando 
iniciativas individuales en labor totalmente estéril, apenas se 
cuida de fomentar la iniciativa individual que desde hace 
muchos anos en la Peninsula y en América trabaja para la 
creacion del intercambio de productos y de ideas entre her¬ 
manos de los dos mundos. 
El procedimiento intervencionista del Estado viene impe 
rando en los Estados Unidos y produce con el pan-américa¬ 
nismo el fuerte nûcleo que organiza la personalidad juridica 
Max-Planck-Institut fü 
ales y Politicas 
uropäische Rechtsgeschichte