DISCURSO
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tonces, el desarrollo de la industria, la amplia red de ferro¬
carriles, que se ha tejido sobre el continente, la oleada, siem
pre creciente, de la inmigración, han elevado esa proporción
à treinta y tres por 100 del total. Hoy mås de 25 millones de la
población de América vive en ciudades de más de 8.000 habi¬
tantes, mientras que cerca del cuarenta por ciento del total
reside en agrupaciones de mås de 4.000 almas. En los Estados
mås antiguos y mås desenvueltos del Este, la proporción de
la población urbana es mucho más alta. Y en estos Estados
es donde se deben buscar las tendencias reales de nuestro
tiempo.
»En los comienzos del siglo xx, la ciudad de Nueva York
tenia mås población dentro de su jurisdicción que la que de¬
pendia de la autoridad del primer Presidente de la Repû¬
blica» (1).
En 1788 habia en Espana quince ciudades que sumaban
600.000 almas. En 1810 cinco grandes ciudades reunian
494.332, que suman en 1857 778.214 y en 1887 1.190.725. En
1826 distribuiase la población en esta forma: en poblaciones
2.552.000 habitantes. en el campo 11.010.000 (total 13.562.000)
Con relación á 1888 calculábase la población urbana en
9.851.903 habitantes y la rural en 12.713.369. Madrid tenia en
1817, 138.000 habitantes; Barcelona, en 1802, 115.000, y Sevi-
Ila, en 1817, 96.000. Estas tres poblaciones tienen en 1900,
518.655, 529.486 y 145.254, respectivamente, llegando en 1910
à 594.357, 577.378 y 155.335. 68 ciudades y villas de 10.000 á
20.000 habitantes sumaban en 1900, 906.469— y en 1910,
960.809; 48 ciudades y villas de 20.000 á 100.000 tenian en
junto en 1900 1.456.469 habitantes y en 1910, 1.538.082—. Las
cinco grandes ciudades: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia
y Målaga, sumaban en 1900 1.459.445 habitantes, y en 1910
1.604.488 (2).
(1) Howe: The City, pågs. 10 11.
(2) V. Moreau de Jonnés, Estadistica de Espana, påg. 63 (edición
1835). Weber, ob. cit. pág. 119, cuadro LXXXI y Nota. Consûltese No¬
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
uropäische Rechtsgeschichte
