DISOURSO
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cipio de todas las molestias, el mayor quebranto de la auto¬
ridad y, à la corta 6 à la larga, la rebelión fatal de los gober¬
nados.
Cuando un pueblo advierte que la inteligencia, la cultura
y la laboriosidad, no bastan al ciudadano para abrirse ca-
mino, y que dominan el favor y la pasión ensalzando la in¬
capacidad y la ineptitud, las costumbres se relajan, los idea¬
les se extinguen, los propósitos nobles mueren, y son lanza¬
dos à la oposición cuantos se vieron injustamente preteridos.
Asi nacen las grandes convulsiones nacionales, de causas en
apariencia menudas, y cuando los defraudados se rebelan
por el estimulo de la injusticia, no les pidâis que lo hagan
solamente contra el ministro que les posterga, el tribunal que
les deshaucia ó el funcionario que les desdena, porque los
agravios que se infieren à los hombres cultos y las pasiones
que al agraviarles se despiertan en ellos, no se empequene¬
cen con la limitación de su protesta contra el ministro, el tri¬
bunal ó el funcionario, sino que extienden y generalizan sus
odios å toda la organización, envolviendo en su queja al que
comete la injusticia, al que la ampara, al que la tolera, y al
régimen que permite tan irritantes transgresiones del deber.
No podrá ser buen gobernante, ni ejercer sus funciones
con éxito, quien viva esclavo de su propia historia, y menos
ofrecer garantias de acierto quien prescinda absolutamente
de ella. La vida es sucesión de instantes que va demandando
en cada uno diferentes soluciones; el hombre es constante
renovación de substancia que influye poderosamente en el
espiritu, y la humanidad estä sometida å la inacabablé muta-
ción de ideas y de sentimientos informados por la sucesión
de los tiempos. De ahi que las soluciones de hoy sean inefica¬
ces manana, sin que tal afirmación contradiga que la necesi¬
dad que se siente cada dia deje de tener su origen y su des¬
envolvimiento en los precedentes.
Con frecuencia aplicamos el dictado de anticuados á los
hombres que con más éxito y mejores facultades influyeron
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