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DISCURSO
licos de obreros es creación también de las clases intelectua¬
les y seglares, inspiradas, alentadas y auxiliadas por bene¬
méritos sacerdotes é individuos de las Ordenes religiosas.
Es que todo esto no contradice esa apatia é indiferencia,
ese egoismo del miedo de que se les acusa? Ciertamente; y
yo estoy convencido de que su conducta en los tiempos ac¬
tuales es la garantia mâs eficaz del triunfo definitivo de ese
inmenso caudal de ideas, instituciones y maravillas del arte
y de la industria humana, acumulado por el transcurso de
los siglos, que constituye la civilización moderna, compro¬
metido por el socialismo anarquista contemporáneo. Asi no
es extrano que en las grandes huelgas de Francia, Noruega
é Italia, provocadas ó auxiliadas por el socialismo en los ül¬
timos anos, la actitud resuelta del que en Castilla se Ilamó
estado llano, haya sido parte muy principal para su fracaso.
Tal sucedió con la huelga que en la primavera de 1909 pro¬
movieron en Francia los funcionarios de Correos, Telégra¬
fos y Teléfonos, quienes por su alianza con la Confederación
General del Trabajo, pusieron en grave aprieto al Gobierno
y por algunos dias en peligro hasta la estabilidad de la Re¬
publica (1). En la primera huelga de Marzo, el Gobierno te¬
mió y hubo de ceder á las pretensiones de los rebeldes; pero
nes, y la cuarta que dirige las sucursales. Los estatutos de la Asociación
terminan con estas hermosas y valientes frases: «La Unión antisocialista
tiene por fin unir y estimular la oposición al socialismo, organizar un
ejército de trabajadores voluntarios, exteriorizar el entusiasmo latente
de los jóvenes y fundir en un gran movimiento las energias y el espiritu
del partido antisocialista, que sólo necesita concentrarse para ser total-
mente eficaces.» Son muchas las hojas de propaganda, folletos y libros
publicados por la Unión; entre estos ultimos, los más importantes son:
Critical examination of Socialism, by W. H. Mallock (1908), y The Case
against Socialism, by G. Allen and Sons (1909). V. Béchaux, ob. cit., pá¬
gina 151.
(1) Era espectáculo poco edificante, en verdad, el de una gran nación
de 40 millones de habitantes, privada por la conducta irregular de cinco
ó seis mil servidores suyos, de uno de los más importantes elementos de
la vida civil: la comunicación postal y telegréfica. La Oficina central de
Correos perdia un millón de francos al dia, y llegaban à 11 millones las
cartas detenidas y á 300.000 los telegramas sin curso, estando Paris in-
Max-Planck-Institut für
eal Academ
uropäische Rechtsgeschichte