DISCURSO
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luta, ley impuesta al hombre por el Ser Supremo, Creador y
Ordenador del Universo, como ha impuesto å animalesy plan-
tas sus leyes biológicas, à la materia las leyes fisicas y à los
astros celestes las leyes siderales que regulan sus movimien¬
tos. La ley no puede ser ley si no dimana de Dios, mediata
6 inmediatamente; los sindicalistas, al negar å Dios, niegan
lógicamente, con perfecta razón, toda autoridad y toda løy.
Pero entonces, zpor qué extrana paradoja ha de admitirse
precepto alguno moral, que ó es ley ó no representa nada?
Es sólo un dictado de la razón, de higiene püblica ó privada,
de conveniencia individual 6 social? Cada cual lo apreciara
à su modo: la conveniencia es una idea muy relativa para que
pueda servir de freno al espiritu anárquico del hombre. Di¬
gámoslo de una vez: el sindicalismo, como toda escuela que
niega à Dios, no resiste la más ligera critica racional, porque
implica la identidad de los contrarios, de causa y efecto, de
ser y no ser, de ateismo y panteismo; el absurdo de la para¬
doja, que es el distintivo de la Escuela Nueva, del neo-sindi¬
calismo ó sindicalismo revolucionario.
No es esto decir que no haya nada bueno en la doctrina.
Desde luego, es laudable la reacción moralista de que acaba¬
mos de hablar, siquiera sea parcial é insuficiente, y lo serâ
mientras no vaya acompanada de espiritu religioso que la
integre, anime y vivifique; porque la religión es la unica base
firme de la moral. Asi y todo, es laudable este movimiento,
en cuanto al fin se reconoce la necesidad de la ley moral, sin
la que la sociedad humana no se concibe sino regida por el
imperio avasallador y tirânico de la fuerza bruta.
Pero el principio sano y fecundo de la doctrina sindica¬
lista es la agrupación de los trabajadores por profesiones,
la afirmación del sindicato libre como unidad orgánica del
trabajo; principio moderno, que viene à sustituir al de la
agremiación forzosa de la Edad Media, con necesidad apre¬
miante para la defensa mutua de los intereses obreros, ya
que destruidos los antiguos gremios, poco á poco—valién¬
dome de las palabras del Papa León XIII en su notable En¬
Max-Planck-Institut für
ncias Morales y Politica
uropäische Rechtsgeschichte