DEL EXCMO. SR. D. EDUARDO SANZ Y ESCARTIN
277
demuestra el acrecentamiento, cada vez mayor, de los aten¬
tados contra la vida humana en la vecina Republica, y ana¬
de: «Bajo la influencia del alcoholismo hereditario, la invio¬
labilidad de la vida deja de ser un principio respetable á los
ojos de la nueva generación». Y hace pocos dias el Prefecto
de Paris, M. Lepine, ha manifestado publicamente que la in¬
seguridad en que alli se vive es debida, en gran parte, al am¬
biente social deletéreo y à la excesiva lenidad de las levesy
de los Tribunales. «La filantropia á chorro continuo—acabó
diciendo—es un peligro social. Es preciso que Paris se de¬
fienda contra ella, so pena de quedar inhabitable.»
Y Gaston Richard, en un notable articulo publicado en la
Revue Philosophique, declara que «bajo la influencia de con¬
clusiones cientificas prematuras, hijas del darwinismo, de la
psiquiatria y de la sociologia comparada, la opinión ilustra
da ha tomado para con el crimen y el criminal una actitud
ambigua que ha hecho imposible la defensa social, sin coope¬
rar al mås râpido planteamiento de las reformas educativas
y legislativas que habian de reemplazarla». Y agrega: «Si esta
actitud no cambia; si la noción de responsabilidad sigue sien¬
do tan confusa; si se aplican arbitrariamente criterios contra¬
dictorios, unos en la ley y otros en la prâctica, la defensa so¬
cial carecerâ en absoluto de eficacia».
Es un hecho que, tanto en lo que se refiere à la aprecia
ción del delito y de la responsabilidad, como en lo que toça
à los medios de defensa social, se han esparcido ideas nuevas,
las cuales, por una determinación insuficiente y una adapta¬
ción defectuosa y prematura, han producido en este orden
una profunda perturbación.
Es cierto, y el negarlo seria cerrar los ojos á la evidencia,
que el factor colectivo, que las condiciones sociales entran por
mucho en la producción del delito. La falta de educación, la
miseria crónica, el mal ejemplo constante, forman el ambien¬
te propio de las ultimas capas sociales. En otras, muy nume
rosas, la inseguridad en el trabajo y en la subsistencia cons¬
tituye un estado habitual. La estrechez y á veces el hambre
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
2uropäische Re
htsgeschichte