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DEL EXCMO. SR. D. ALEJANDRO PIDAL Y MON
Empresa digna, en verdad, de la gran Monarquia
espanola!
Si no la llegó á realizar totalmente, no fué por culpa
de la Monarquia ni de la Nación, sino por la inexorable
ley del destino que no habia decretado aun su tiempo.
Por lo menos tuvo la gloria de intentarlo, rayando tan
alto en la historia del heroismo humano cual no ha sido
dado hacerlo á nadie jamàs.
De la grandeza de tales alientos y principios sigue
viviendo, y vivirá aun muchos dias, la Nación, que tiène
ser y nombre de Reino porque, siendo la Monarquia la
forma substancial de la Nación, es Espana, y no puéde
dejar de serlo, sinónimo de Monarquia espanola.
Una horrible pesadilla que padeció durantejuna no¬
che de calentura, nos mostró, como en menudo boceto,
el cuadro apocaliptico y final de lo que seria la Espana
republicana. Roto el aro de oro de la Corona que apri¬
sionó al sol para engarzarlo como un brillante en su
diadema, faltos ya de toda otra trabazón, se disgréga¬
rian dispersos los miembros sagrados de su nacionali¬
dad. Del pueblo que asombró à dos mundos durante
siglos, con los esplendores de su gloria, apenas queda¬
ria un cadáver, todo seria presa de la más espantosa
disolución.
Ni aun su nombre le quedaria à la Patria.
Max-Planck-Institut für
Real Aca
mia de Ciencias Morales y Politicas
schich
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