DEL SR. D. FRANCISCO GÖMEZ SALAZAR.
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Los albigenses participaban de los errores de la es
cuela maniquea, y son considerados como discipulos
de aquellos sectarios: desplegaron su fogoso celo con
tra la Iglesia católica, despreciando todo lo sagrado y
santo, en lugar de unirse à ella para combatir el mal;
lejos de contenerse en los limites de lo justo y dentro
de la esfera espiritual, fijaban principios que conmo¬
vian todas las relaciones sociales, daban lugar à la in
moralidad mås vergonzosa, condenaban muchos de
ellos el matrimonio, despreciaban todo misterio, abo¬
lian toda clase de culto y destruian las iglesias; ponian
en ejecución y llevaban á la práctica sus principios y
doctrinas disolventes, y por esto, el jefe supremo de
la etnarquia cristiana hizo cuanto pudo para conte-
nerlos por medio de la persuasión y la dulzura; pero
como esto no fuera bastante, se hizo necesario predi
car una cruzada contra ellos, para sacar à salvo la re
ligión y la sociedad, habiéndolo conseguido mediante
la mutua unión y concordia entre la Iglesia y el Esta¬
do. La Iglesia predicó la Cruzada y estableció jue¬
ces delegados para que procediesen contra los reos de
herejia, hallándose aqui el origen de la Inquisición ó
Santo Oficio, cuyo cargo se encomendó á los domini¬
cos y franciscanos; el Estado dirigió sus armas y la
fuerza material, contra aquellos mismos que emplea
ban este medio en dano de la Religión y de la socie
dad. Los publicistas aprecian de diferente modo estos
hechos, pero creo que es de absoluta necesidad fijarse
en la naturaleza de aquella secta, la época en que na-
ció, los medios empleados por ella para obtener el
triunfo, y las consecuencias que habria de producir,
para resolver con acierto esta cuestión. Si todo esto se
tiene en cuenta, segûn aconseja la sana critica, y por
otra parte, se descartan, como es justo, de aquellos
acontecimientos, los excesos Ilevados á efecto contra la
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Real Academia de Cencias Morales yPolticas
juropäische Rechtsgeschichte