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DEL SR. D. FERMIN DE LASALA Y COLLADO 
guerra, examinado su papel en el transcurso de toda la 
Historia, responde å un gran sentimiento de virilidad. 
jHace lo mismo la revolución? En manera alguna. A mi 
juicio es especioso cuanto dice á este propósito Vera; no 
pasa de ser frases, afirmaciones sin prueba, decir que las 
revoluciones son tan normales como el orden, del propio 
modo que Dios no es solamente la vida, sino también la 
muerte, y la tempestad es momento normal y necesario, 
ni más ni menos que la calma; que unicamante de la re¬ 
volución puede salir la chispa del nuevo espiritu, siendo 
aquélla la negación de lo pasado; que no cabe se regene¬ 
re una degenerada nación sin encontrar el hilo de la vi¬ 
da nueva, que exigiendo se compenetren y mezelen 
varios elementos la generación de un modo de ser, es 
justamente la revolución aquel instante en que varios 
elementos no se encuentran como todos los dias, si¬ 
no de un modo especial, chocándose, confundiéndose y 
mezclándose, y que si pensamos otra cosa es porque, 
transcurriendo tiempos de calma, nos hacemos incapaces 
de establecer la relación dialéctica é ideal de las cosas (1). 
La guerra es producto, algunas veces, de un sentimiento 
insano de ambición ó de un sentimiento que, por ser co- 
lectivo, no es menos innato de propia defensa; pero en su 
esencia tiene por causa el concepto, ó si se quiere el sen¬ 
timiento del honor. La revolución podrá nacer del odio à 
una inmoralidad reinante ó de la resistencia á una tira- 
nia manifiesta; pero en su generalidad responde å la idea 
del progreso. Con la evidencia misma de que el progreso 
está en el término próximo ó remoto de una dirección 
fija, los pueblos se desvian de ésta, y obedeciendo al ho¬ 
nor se lanzan à las aventuras ó las resistencias que ale¬ 
jan el progreso. Naciones solicitadas por la revolución y 
(1) Vera, Introduzione alla Filosofa della Storia.—Lezione rac¬ 
colte da Raffaele Mariano. 
Max-Planck-Institut für 
RealAe. 
Morales y Politicas 
europäische Rechtsgeschichte