382 CONTESTACION DEL SR. D. ANTONIO BENAVIDES.
cer? ; Qué nueva joya annadir à su brillante Corona? Nin-
guna. Pero por una ley indeclinable de la naturaleza que
la historia registra en todos sus periodos, tocaba á aque¬
Ila salvadora institucion, una vez llegada å la cumbre
de la grandeza, comenzar à decaer descendiendo con mås
rapidez en unas naciones que en otras; pero en todas per¬
diendo sus fuerzas, aminorando su prestigio, y cediendo
el puesto à sus antiguos rivales. La historia, senores, to-
mada en conjunto ó en largos periodos, presenta pocas
soluciones definitivas á los inmensos problemas que nos
propone: sobre todo el más dificil de ellos, que es el de
gobernar à los hombres de manera que no se levanten
protestas sin nûmero, y cada dia, amenazando las ideas
nuevas à las antiguas, que à su vez y en su turno vuel-
ven à ser ideas nuevas. Trabajo continuo que mata las
esperanzas de las generaciones, desde los remotos tiempos
en que la risuena imaginacion de los Griegos simbolizó
lo dificil de la empresa en las preguntas que à los viaje¬
ros hacia el mónstruo colocado en los desfiladeros de la
Tesalia.
He concluido, senores. Reducidas ambas potestades,
que por tantos siglos ocuparon la atencion del mundo con
sus pretensiones exageradas; acalladas exigencias inde¬
bidas, restablecida la paz entre el Sacerdocio y el Impe¬
rio, à cuàl fué el derecho pûblico eclesiástico en las na¬
ciones modernas? ; Cuáles los resultados, los frutos pre¬
ciosos de la envidiable armonia que comenzó á reinar
desde el siglo xv? Las regalias, nacidas de los concorda¬
tos, de los convenios y transacciones de ambas potesta
des. Las dos tienen y conservan estos firmisimos baluar-
tes de la paz presente y de la paz futura; ellos son un
ejemplo vivo de lo pasado y una leccion saludable para
lo porvenir. — HE DICHO,
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politcas
europäische Rechtsgeschichte