DISCURSO
214
tel, por dificultades reglamentarias; ni la construccion
siempre aplazada, de una nueva cárcel en Madrid à la al¬
tura de los conocimientos modernos; ni la construida à
expensas de la Diputacion de Alava en Vitoria, ni algu-
na otra recientemente arreglada ó construida, pues las
unas han quedado en proyecto, y las otras lo han sido sin
sistema fijo y viviendo los presos en la mås libre comu-
nidad.
Si hemos de levantarnos à la altura del siglo en que
vivimos, es forzoso emprender una reforma completa, co-
menzando por las cárceles y siguiendo hasta los presidios.
no sin conciliar la economia con las grandes necesidades
de un pueblo en que el aumento de la criminalidad ins-
pira cuidados y recelos, y denota la ineficacia de nuestro
sistema penal.
Conocido ya el lamentable estado de nuestras cárceles
por las ligeras reflexiones que Ilevo apuntadas, huyendo
de la exageracion para que no se diga que de ella se quie¬
re sacar la razon de la reforma, sino presentando las co-
sas con toda verdad é imparcialidad, y juzgándolas quizas
con demasiada benevolencia, bien clara y patente está la
necesidad de acudir al remedio con toda resolucion, con
la esperanza de obtener los mismos saludables resultados
que está dando en cuantos paises lo han aplicado, si bien
no debemos lisonjearnos de recoger el fruto apetecido
miéntras no se busquen en la sociedad los gérmenes del
crimen, y no se procure resolver los grandes problemas
sociales con ellos intimamente enlazados.
El primer defecto de nuestras cárceles es indudable¬
mente la comunidad en que viven los detenidos, pues en¬
gendra relaciones funestas en lo porvenir y pervierte à
los que aun no tienen un corazon depravado. Extirpar
Max-Planck-Institut für
encias Morales y Politicas
Real Academta de
europäische Rechtsgeschichte