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naturaleza, por la confianza ilimitada en el valor, tan¬
to teórico como práctico, de la ciencia y por el deseo
vehemente de romper todas las limitaciones que pudieran
oponerse a las saludables y fecundas iniciativas indivi¬
duales.
Mientras el capitalismo ha dado al mundo una sen¬
sación de prosperidad y ha engendrado una esperanza en
la existencia de un aumento creciente del bienestar y de
la felicidad humana, a pesar de las violencias y trastor¬
nos inherentes a la revolución éconómica y politica liga¬
da al desarrollo del industrialismo, es natural que haya
producido un estado psicológico colectivo caracterizado
por el menosprecio de todas las actitudes espirituales
aptas para el mantenimiento de la tradición y de confia¬
do entusiasmo en el cultivo de la inteligencia y en el per¬
feccionamiento cientifico como motores principales del
progreso en los individuos y en las sociedades.
Mas, a medida que el progreso mismo del régimen
capitalista ha ido descubriendo sus intimas contradic¬
ciones ; a medida que el régimen de la competencia de
las empresas han ido degenerando en lo que los norté¬
americanos llaman gráficamente la competencia a dégue¬
Ilo ; a medida que el descubrimiento de nuevos mercados
exteriores se ha ido haciendo cada vez más dificil y el au¬
mento de la capacidad de consumo interior de las naciones,
por el bajo nivel de riqueza o la verdadera pobreza de las
masas, se ha mostrado incapaz de absorber la abundancia
creciente de los productos ; a medida que los progresos
de la técnica, la racionalización de los métodos de pro¬
ducción, han contribuido a aumentar vertiginosamente el
numero de los destituidos y ha crecido la inquietud en
las masas y el proletariado organizado ha conseguido
victorias resonantes; a medida que todos estos sintomas
de desequilibrio y de inestabilidad social se han ido acen¬
tuando, es comprensible también que aquel optimismo,
aquella confianza en el progreso y en el valor de la in¬
Max-Planck-Institut für
de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte