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la actitud colectiva de los individuos, casi siempre nega¬
tiva (destructiva). La masa no tiene por si misma senti¬
do, anade. Como forma social viva, constituye una pro¬
testa contra la sujeción mecánica, es decir, la servidum¬
bre del hombre a los procesos sociales objetivos. "La masa
se coloca fuera de la sociedad, no reconoce la existencia de
esta. Frente al orden estatuido, es una manifestación de
pura voluntad, una cadena de individualidades heterogé¬
neas que se funden y se afirman en un todo elemental'
(página 168).
La opinión pûblica reacciona siempre. Lo que varia e
impresiona es el ritmo de esas reacciones: en el organis¬
mo colectivo, como en el humano, la dinámica vital obe¬
dece a leyes complejisimas, algunas poco conocidas y
otras rebeldes a toda terapéutica.
Para acelerar ese ritmo, violentando el desenvolvi¬
miento normal que caracteriza a las verdaderas democra¬
cias, hay expedientes fulminantes, remedios heroicos, que
enganan por la sacudida momentánea, remedo de desper¬
tar que sólo es intervalo pasajero de lucidez de mal pre¬
sagio, al que acuden, presentándose como redentores, los
que en el fondo fundan su temeridad en el agonizante
dejad bacer de los pueblos. Tan ineficaces o tan danninos
como estos son los escépticos, que, encerrados en su torre
de marfil, desdenan o no se atreven a acercarse al pueblo,
que no puede nunca confiar en quien, a su vez, no confia
en él. Asi se deja el campo libre a los que, menos próxi¬
mos de la gobernación del Estado, aspiran, sin embargo,
a ella, y tienen mas vagar propicio a labor de captación,
cuya técnica se perfecciona con el uso.
En el coro de lamentaciones por la falta de asistencia
ciudadana dominan casi siempre, en todos los paises, las
voces de quienes representan fuerzas organizadas poco
dadas a acercarse al pueblo. En general, en los paises la¬
tinos sobre todo, la Historia dice que, cuanto mås derecha
han sido los partidos aspirantes a la gobernación, más
han confiado en que el ciudadano es esencialmente con¬
servador, y, descansando en esta convicción, esperaron a
que el pueblo les asistiera motu proprio. Ni a Prensa ni a
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte