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de este partido. Los que se reunieron en formi¬
dable coalición parlamentaria contra Walpole,
gobernante incontrastable durante un cuarto de
siglo, Whigs eran también: Pulteney, Carteret,
Newcastle, todos los que gobernaron sucesiva o
conjuntamente. Sobre todos ellos se alzó la gran
figura de Guillermo Pitt, mâs tarde conde de Cha¬
tham, al que, venciendo prevenciones personales,
hubo Jorge II de entregar la dirección de los
asuntos exteriores al surgir la tremenda lucha
iniciada en 1757, de la que surge Inglaterra más
respetada y poderosa que nunca. Con vacilaciones
y genialidades, al fin la Corona se inspiraba en
los resultados de las votaciones habidas en la Câ¬
mara de los Comunes. Vicioso o no el modo de
elección, más viciosos aun los procedimientos
practicados en gran escala por Walpole para co¬
rromper a los elegidos, la Cámara representaba
ante el pais su voluntad legitima y el reflejo de
los principios y prejuicios sobre los que se asen¬
taba la Constitución inglesa. Pero un buen dia,
Jorge III, al que cortesanos y politicos sin parti¬
do, mal percatados de la mudanza de los tiem¬
pos, inculcaron la creencia de que era victima
de la tirania de los hombres pûblicos, de que el
verdadero pais se hallaba detrás del Rey y que
éste, el Rey, representaba la verdadera opinión
nacional y no la corrompida Cámara de los Co¬
Max-Planck-Institut für
as Morales y Politicas
Real Academia de Cien
uropäische Rechtsgeschichte