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ferente»; y dediquen parte de sus capitales a desvirtuar, con
la creación de cooperativas, de instituciones de socorro, de
seguros de vida y contra enfermedades y paro forzoso, y de
instituciones de beneficencia para ancianos, invalidos, incu¬
rables y huérfanos, el sindicalismo primero, y el experimen¬
to después de esas aventuras que han arruinado ya a varios
pueblos antes ricos y florecientes.
Obliguese a los Ayuntamientos, una vez reorganizados
como deben serlo, recogidas las ensenanzas de la experien-
cia, a que cumplan todas sus obligaciones; pero defendâmo¬
nos y defendamos a los Municipios de peligrosas y desacredi¬
tadas innovaciones. Hay que oponer al absurdo la razôn, à la
aventura la realidad, a la amenaza la serenidad, y a la coac-
ción la fortaleza; y amparados por la firmeza de nuestras
convicciones, que ha de ser igual a la firmeza en el error de
los que quieren imponerlo a toda costa, debemos defender y
mantener lo que siempre fué tradición del Municipio espa¬
fiol en el transcurso de nuestra reconstitución nacional hasta
la rota de Villalar y durante el siglo pasado: nidal de amor
patrio, plantel de virtudes ciudadanas y fuerte baluarte de
la independencia y de la libertad.
He terminado.
Max-Planck-Institut für
nia de Ciencias Morales y Politic:
europäische Rei