Full text: Ruiz Jiménez, Joaquín: Nacionalización y municipalización de servicios colectivos

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nômica con el establecimiento de una dictadura opresora de 
la libertad, que es la paz, el orden, la justicia y el respeto al 
derecho de todos; con la abolición del derecho a emitir las 
ideas por medio de la prensa, de asociarse, de reunirse; en 
suma, de todo aquello que en el orden politico constituye el 
progreso moderno y el triunfo de nuestros padres ganado 
por su sangre generosa vertida a raudales! A tal estado de 
cosas sólo pueden dar lugar gobernantes débiles y sin patrio¬ 
tismo, y consentirlo pueblos incultos y envilecidos! 
Claro es que es un deber, una obligación ineludible de los 
Gobiernos acometer sin vacilaciones y sin pereza todas aque¬ 
Ilas reformas sociales que aseguren el bienestar de las clases 
menos favorecidas por la fortuna. No es posible, pues consti¬ 
tuye una insensatez, el seguir Ilenando los archivos del Par- 
lamento con proyectos de loy, que no se discuten a pesar de 
estar basados en sanas y racionales orientaciones, porque 
con tal deserción del deber lo que se fomenta es la autoridad 
y el prestigio de los propagandistas de un peligroso e insa¬ 
no proselitismo, al amparo del cual viven y personalmente 
prosperan. Es preciso hacerse cargo de la angustiosa situa¬ 
ción por que atraviesan las familias obreras y de la clase me¬ 
dia; cômo viven, de modo insuficiente y miserable, los po¬ 
bres hijos de esas clases; y hay que poner el debido remedio. 
Es necesario que los capitalistas no den lugar con su egois¬ 
mo a que el capitalismo, sin el cual el trabajo es una ne¬ 
gación, pueda ser odiado y puesto en entredicho; hay que 
resolver que el salario sea bastante para cubrir las necesi¬ 
dades humanas del trabajador, buscando el medio de que la 
producción pueda soportar este coste; hay que contar, no 
sólo con el obrero, sino con los hijos, procurando ayudar al 
que los tenga, bien directamente, bien por combinaciones in¬ 
directas, con complementos de jornal, pues, en definitiva, 
los hijos son elementos de producción y, por consiguiente, 
de futura riqueza; y es preciso que las clases favorecidas por 
la fortuna, que tienen todo lo necesario para la vida, hasta 
lo suntuario y lo superfluo, digan con el filósofo: «Soy hu¬ 
mano, y nada de lo que se refiere a los hombres me es indi¬ 
Max-Planck-Institut für 
nia de Ciencias Morales y Politicas 
europäische Rechtsgeschichte
	        
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