ambiciones. En suma, la certeza de un más decoroso porte en los con¬
tactos burocraticos, a cambio de un mayor e irremediable estrago en
la inmoralidad social y de una claudicación definitiva y franca, median¬
te el abandono de un principio que, mientras se sostenga en las leves,
aufique se hava burlado con lamentable frecuencia, tiene inmensa vir¬
fualidad como recuerdo de deberes, base para cumplirlos quien quiera.
contencion de males y esperanza de remediarlos.
En definitiva, para mi, la base de opción en ese orden de realidades
encuentrase en el propósito a seguir definitivamente. Si hubiera de
continuar como norma perdurable de gobierno, la ficción, que supone
la tolerancia, serian preferibles sinceridades igualitarias de reglamen¬
tacion. Mas si alentados por el éxito rápido y grande que, al reprimir
un ambiente de inmoralidad desbordada, ha tenido varias veces, y ha
muy poco tiempo, el tenaz, decidido empenno de combatir el mal, si se
quière, en adelante, con criterio continuo en el mando, ir a la efec¬
tividad de las prohibiciones, entonces serâ mejor, como penoso tributo
al hecho, ir reduciendo gradual, pero resueltamente, la zona sitiada
de la tolerancia, desagradable sacrificio del que gobierna con rectitud.
pero con prudencia, y se ve obligado, en su marcha decidida, a pausas
y rodeos, menos comprensibles por ser menos necesarios, para el cri¬
terio rectilineo de los juzgadores, entre quienes se destacó tanto el
magistrado ilustre a quien, con vivo afecto, en nombre de todos, doy
yo la bienvenida.
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Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte