de ésta. Sin embargo, la visión conjunta de los dos
problemas desde este ultimo ángulo es causa del error
en que con frecuencia se incurre al sobrevalorar el
alcance de aquellos medios, que necesariamente ha
de ser limitado si no entran en juego procedimientos
de coerción complementarios.
De todos modos, era tan extendida y arraigada
dicha creencia, que la aspiración a una organización
internacional para asegurar la paz se polariza en el
arbitraje, y de modo singular en los Estados Uni¬
dos, donde, influida la opinión por la politica ame¬
ricana de los Convenios denominados Tratados
Bryan, se concebia la futura Liga de las Naciones
como un acuerdo de todas las Potencias, comprome-
tiéndose ante la eventualidad de un conflicto inter-
nacional a no recurrir a la guerra sin someterlo pre¬
viamente a un procedimiento de solución pacifica.
Pero la historia de la institución rectifica este
error y nos muestra el verdadero alcance de dicho pro¬
cedimiento. Sin referirnos a ella extensamente nos
basta un simple hecho para fijar sus proporciones.
En pleno auge del arbitraje, y en periodo tan corto
como el comprendido entre la vigencia del primer
Convenio de La Haya y la primera guerra mundial,
iquince anos!, no se logra evitar la guerra anglo¬
boer, la rusojaponesa, la italoturca, las guerras bal-
canicas y la conflagración de 1914. Los desacuerdos
o conflictos que las motivan eran adjetivamente sus-
ceptibles de ser tramitados y resueltos mediante un
arbitraje, porque en lo externo en nada se diferen¬
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is Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte