ta. Pero Gracián mismo se preocupa, aun en el resbaladizo terreno
de la politica, de no dejarse prender incautamente en las redes de los
que recomiendan, como Maquiavelo, a los Principes, artificios, des¬
lealtades y fraudes. «Vulgar agravio —dice— es en la politica no tener
por sabio sino al enganoso y por más sabio al que más bien supo
fingir, disimular y engannar; el castigo de los tales fué siempre perecer
en el enganno.»
Tiempo es va de que termine mi discurso, y por terminado lo dey
ahora mismo. Reconozcô que, ante lo atractivo de los temas desarro¬
Ilados por el sennor Silió y el modo diestro de plantearlos, he cedido
mâs de una vez a la tentación de convertir, lo que debió ser sólo parà¬
frasis ceremoniosa y protocolaria, en aportación humilde y honrada
al esclarecimiento mejor de los asuntos tratados. La Corporacion y
nuestro nuevo e insigne compannero sabrán disculparme, y estoy se¬
guro de que no veran en mi extralimitación más que un doble y fer¬
vido homenaje a la obra del senor Silió, merecedora de todo respeto,
y a su persona, digna por tantos motivos del sillón que hoy va a ocupar
por primera vez en esta Real Academia.
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Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgesc
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