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y nacional que ha de informar y presidir la ensenanza
media formativa. Fué la Edad Media un conjunto paradó¬
gico, pero real, de sombras densas y luces esplendoro¬
sas, entre las cuales se cuentan, por ejemplo, un derecho
de asilo y una paz y tregua de Dios linstitución esta se¬
gunda, que ahora, a mediados del siglo XX, no ha logra¬
do imponer nuestro Santo Padre Pio XII), y que, aunque
nacieron o se confirmaron precisamente como frioca o
contraveneno de contrapuestas feroces actuaciones, de¬
muestran ya con su simple concepción y, sobre todo, con
su real y efectiva persistencia contra el interés y el deseo
de los poderosos, un espiritu civilizador y tan cristiano
que asombra a quienes no saben ahondar en la psicolo¬
gia de las épocas y de los pueblos. Sin necesidad de aco¬
gerse al luminoso siglo XIII, uno de los más grandes de
nüestra historia nacional y de la historia del mundo en¬
tero, toda la Edad Media estuvo penetrada y saturada de
un espiritu que triunfó sobre los hechos y supo conciliar
y aun hermanar, cosas e ideas al parecer contrapuestas
(res dissociabiles), y no fué, en definitiva y estimada en su
conjunto, sino la gran batalla entre la cruz latina y la cris¬
tiana y las tinieblas germánicas, y una edad completa, aun¬
que no perfecta, en el sentir de Menéndez y Pelayo, re¬
cogido por Rogerio-Sánchez. El siglo XIII, grande y pro¬
videncial en todas partes, y en el cual se abrazaron fisica
y moralmente Domingo de Guzmán y Francisco de Asis,
cristianizador éste, por cierto, de la naturaleza y la vida,
e inspirador de un humanismo que los franciscanos del si¬
glo XV practicaron en sus predicaciones, elocuentemente,
sin que los espantase la humanitas, reflejada en los au¬
tores paganos, tué en Espanna, segûn el inmortal poligrafo
montanés, memorable ensayo y providencial preparación
del siglo XVI,-hasta el punto de que no es éste sino un salto
atrás.
Por lo que toca a la Edad Media en general, no seró
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte