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sada, nos obstinamos, como apenado dijò Menéndez y Pe¬
layo, "en reducir la Ästronomia a la náutica y las Matemá¬
ticas a la artilleria y a la fortificación, y dejamos de seguir
la cadena de los descubrimientos teóricos, sin los cuales
la prâctica tiene que permanecer estacionaria, por lo cual
la decadencia vino rápida e irremisible, matando de un
golpe la teoria y la práctica" (1).
Estas palabras de Menéndez y Pelayo, en lo que se
retiere a la decadencia espannola, tienen también a la hora
presente aplicación a la situación general de la ciencia
moderna.
Fué cosa general que una idea de aprovechamiento
utilitarista sustituyese en la ciencia a la idea de finalidad;
de ahi el fondo negativo del pensamiento moderno; de ahi
la innegable existencia de una ciencia moderna cuyo volu¬
men nos maravilla con razón y nos predispone a esperar
cada dia nuevas maravillas; pero de ahi también el hecho
presente anfe todos nosotros con su trágica grandeza:
que esa ciencia, al no pensar en que es medio y no fin,
se ha vuelto contra el hombre. El humanismo se ha hecho
inhumano, y a buen seguro que el mal no radica en los se¬
cretos arrancados a la Naturaleza, pues en ella no ve¬
mos nada que proceda antinaturalmente, sino en habernos
despreocupado del para qué, de la idea de finalidad, del
ideal moral que toda consideración de finalidad habrig
de traer consigo. A las ciencias humanas se les ha escapa¬
do el hombre precisamente en aquel aspecto esencial de los
valores eternos que el hombre significa. Hemos apresado
la mariposa, pero con tal inhabilidad y rudeza, que sus
alas han quedado entre nuestros dedos, incapaces para
volar.
E hombre, dentro de lo humano, a lo más que puede
(1) La ciencia espannola. Edición de "Obras Completas". Madrid,
1933, pág. 476.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte