Full text: Rogerio-Sánchez García, José: ¬Lo sustantivo y lo adjetivo en la formación cultural de la juventud

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ménica, la ûnica capaz de salvar al género humano con 
la dirección hacia un fin universal. De ahi el caso maravi¬ 
lloso que signitica nuestra época áurea en el Occidente 
europeo, cuando la te en ideales eternos, de los que Euro¬ 
pa como colectividad se desprendia, fué aqui razón de 
existencia, de exaltación si se quiere. Eran los dias de ac¬ 
cion honda y tecunda. El poner, en primer término, una fe 
en lo frascendental y eterno, dió plenitud a nuestra vida, 
pues el creer y el esperar son siempre virtudes gemelas. 
Por eso, aqui en nuestra Espanna, se da aquel siglo XVI, 
en el cual, de un poeta, el más humano en el sentido hu¬ 
manistico, el sin igual Horacio, para quien las más altas 
depuraciones morales quedan en el Beatus ille y las sumas 
ambiciones de inmortalidad en Exegi monumentum, se logra 
un Qué descansada vida... de anhelos superterrenales; de 
las disquisiciones humanisticas de los filósofos, con sus cri¬ 
ticas de los textos para tijar las variantes hebreas y grie¬ 
gas, no siempre esclarecedoras de la seguridad de la Vul¬ 
gata, se logra una Complutense (1514-1517), una Poliglota 
de Amberes (1569-1573); cuando la filosofia era, en su ma¬ 
yor parte, juego y puerilidad, aparece Luis Vives dictando 
métodos seguros, desterrando falacias y llevando a aqué¬ 
lla los problemas fundamentales que a ella competen. Algo 
muy semejante a aquel tenómeno que vimos en los Padres 
de la Iglesia, al asimilarse cuanto jugo quedaba en sus dias 
de la cultura grecolatina, podemos apreciar en nuestras 
grandes figuras del siglo XVI; pero juntando a su pasión 
renacentista un para qué, marcando un hito de finalidad en 
esa cultura, hija, quizó, de una predisposición ascética, que 
desde los dias de la Reina Católica y de Cisneros es bien 
notoria en nuestra tisonomia espiritual, y que hoy, después 
de tantos fracasos, nos vemos obligados a reconocer, afir¬ 
mando que sólo un ideal de pureza ascéticamente vivido 
puede ser impulsor del verdadero saber. 
Al fin y al cabo, cuando éste es, en verdad, saber y sa¬ 
Max-Planck-Institut für 
Real Academia de Ciencias Morales y Politic: 
europäische Rechtsgeschichte
	        
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