Full text: García Valdecasas García Valdecasas, Alfonso: ¬Las creencias sociales y el derecho

Es posible porque es necesaria. Si la ciencia no logra el nivel bas¬ 
tante y la autoridad social precisa para cumplir este cometido que 
intentamos describir, la actual civilización naufragarâ en medio de las 
tremendas fuerzas que ella misma ha desencadenado. Una época que 
ha presenciado la fuerza arrolladora y arrasadora de ideologias y fal¬ 
sos mitos tiene que esforzarse por reducirlos y dominarlos; sólo la 
ciencia puede hacerlo. 
Si llamamos politica —en su más amplio sentido— a la actividad 
que atiende a la subsistencia y coexistencia de las sociedades huma¬ 
nas, diremos que es un objetivo de nuestro tiempo —por muy lejos 
que estemos de él— que la politica tenga su base en la ciencia. La 
pretensión parece exorbitante. Por anadidura, corre riesgo de ser mal 
entendida.  Tan habituados estamos a no entender por ciencia mâs 
que la natural! Precisemos, pues, con el viejo y glorioso titulo de 
nuestra Academia, que se trata de ciencia moral. 
No se entienda lo dicho como una contraposición metódica entre 
ciencias naturales y ciencias morales. Lo que queremos decir es que 
las ciencias morales no ganan su titulo simplemente por el carâcter 
de su objeto. Las ciencias morales han de ser morales como tales 
ciencias. No es un juego de palabras. Las ciencias de lo natural se 
fundaron y desarrollaron sobre el supuesto, en el fondo equivoco, de 
que son ajenas a su objeto, de que ni lo influyen ni son influidas 
por él. Esa era la garantia de la objetividad de la ciencia. Pero con 
las ciencias sociales pasa ciertamente lo contrario. " Los hombres han 
podido pensar durante muchos siglos que el Sol daba vueltas alrede¬ 
dor de la Tierra, y ahora... pensar lo contrario: que es la Tierra la 
que da vueltas alrededor del Sol. Pero de una cosa estamos seguros: 
de que el Sol sigue su navegación inalterable, y no se afecta porque 
creamos una u otra cosa... En cambio, lo que nosotros creamos que 
es justicia, derecho, estado..., eso, al hacerse creencia, se hace reali¬ 
dad histórica, e influye, por consiguiente, en la realización misma de 
la Historia" (18). 
Asi, pues, si al hacer ciencia social dirigimos en algun modo las 
conductas, la consecuencia es ineludible: la ciencia social sólo podrâ 
hacerse desde una actitud ética. La conclusión puede parecer precipi¬ 
tada, pero es, a poco que se piense, diáfana. Lo hemos podido apre¬ 
ciar claramente en la ciencia del derecho: jes que podria hacerse pres¬ 
cindiendo de contar con su trascendencia al mundo real? Basta for¬ 
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Max-Planck-Institut für 
s Morales y Politicas 
mia de Cienci: 
europäische Rechtsgeschichte
	        
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