es que vaya a entrar criticamente en el discurso del Sr. Zumala¬
carregui, que no ha lugar a ello. Es que la propia evolucion del
pensamiento econômico de Zumalacarregui, constante en la re¬
sena biografica, y de la cual el discurso leido constituye un
aspecto, ha sacudido mi propia evolucion, que, siendo tan mo
desta, no mencionaria, si bajo todo esto no se albergaran cosas
que conciernen al estado del mundo. Por ello he de volver, como
antecedente de la intencion de mis consideraciones, sobre el
curso del pensamiento econômico general, aunque os ahorre la
lectura de esta parte.
— 186 -
Max-Planck-Institut fü
Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäise
es