lo han pensado más que los griegos. Al preguntar "por qué" el grie¬
go se pregunta por el ser mismo de las cosas. Esta nueva posibilidad
de enfrentarse con la realidad que es la razón teorética estâ caracte-
rizada por dos cualidades. En primer lugar, por un imperativo de es
tricta justificación: la razón teorética no puede admitir otra realidad
que la que está justificada estrictamente. En segundo lugar, la razón
teorética no admite más verdades ni más realidades que las fun¬
dadas en la razón de ser interna que está exigida por la indole interna
de lo que las cosas son y tienen que ser por razón de su ser.
El encuentro con la razón teorética ha llevado al hombre a una
operación sutil y complicada: a tener que justificar el poder como
realidad. La razón teorética exige que se dé razón del poder. Hay
que dar razón del poder de la realidad y de la realidad del poder, y
esa razón pone en nuestra mano la indole interna de lo que el poder
es de suyo, por naturaleza. A partir de aqui el problema del poder
quedó inscrito en este sentido de la realidad que se puso en marcha
como resultado de la magna y decisiva innovación helénica: el hom¬
bre se enfrenta con la realidad del poder desde la razón razonante
y justificante. Se trata de un hecho historico fundamental. Por eso
tiene para nuestro propósito importancia inmensa que nos hagamos
cargo de la serie de hechos singulares que como secuencia de la ins-
cripción en este tipo de mentalidad, dominado por la razón teorética,
vienen condicionando y angostando decisiva y tenazmente el plantea-
miento del problema del poder ante el hombre contemporáneo. Cada
mentalidad trata de aprehender la realidad con una serie de esquemas.
Nos referimos precisamente a los esquemas de que esta mentalidad
dominada por la razón teorética va a echar mano. He aqui los he¬
chos históricos a que queremos hacer somera referencia.
Por lo pronto, hay uno de consecuencias incalculables. El hecho
de que la filosofia, desde los griegos, haya limitado el problema del
poder al de la potencia°. La estructura ultima de la realidad se in¬
terpreta con el esquema "potencia-acto". Dicho muy sencillamente:
las cosas son pudientes porque tienen potencias. Las potencias son
las propiedades que las cosas tienen. Esas propiedades son potentes,
es decir, son virtualidades capaces de producir un acto. Por ejemplo,
al ácido sulfurico tiene, por razón de su naturaleza, ciertas propie¬
Está implicito en el sentido que los griegos tienen de la realidad, expuesto
en el primer capitulo del Discurso.
Max-Planck-Institut für
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europäische Rechtsgeschichte