El pensamiento filosófico aleman y los origenes de la Sociologia
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hacerse nuevamente a si misma lo que ha sido sin su propia interven¬
ción, y por esto tenia que dejar de serlo. «Si no pudiera hacerse por si
misma a si misma no seria justamente una vida viva, y no habria sido
realmente una vida, sino que todo habria permanecido petrificado en
un ser rigido, inmóvil, muerto.»
Las concepciones sobre el modelo y el retorno al principio introducen
su esencial polaridad en los miembros principales del sistema fichteano.
articulandose estrechamente con ellos. El pensamiento idealistico funda
mental—escribe Heimsoeth—es que todo lo sensible de la vivencia hu
mana y, por tanto, sobre todo, la representación del mundo en nosotros
—y con ello el mundo, la naturaleza misma—, no tienen más significa¬
ción que la de un medio puesto por el yo mismo para que al fin y tér
mino de la pura actividad espiritual vuelva a si mismo.
La oposición, la antitesis y todo cuanto por este conducto es contra
puesto y objetivo es el medio y el necesario rodeo del espiritu para Ile¬
gar a si mismo.
El principio de identidad, básico en la filosofia de Fichte conjugán¬
dose con el principio y norte de regreso al principio, presidepresiden
los dos—su peculiarisima concepción, que podriamos denominar de
eterno retorno a la eternidad, por virtud de la cual la vida de la huma
nidad surge de lo intemporal y absoluto para remontarse y confluir de
nuevo en lo absoluto y eterno.
Se perciben en esta doctrina resonancias profundas del «infinito
subjetivo» de Fichte y su faustica inquietud filosófico-metafisica. La idea
del infinito matematico, que, a caballo de la doctrina del calculo infi¬
nitesimal, Leibnitz trasladó a los dominios de la filosofia, Fichte la evo¬
luciona en su teoria del infinito como devenir, que aplica innovadora¬
mente no sólo a los problemas de la teoria del conocimiento y de la mo¬
ral, sino también a los de la incipiente sociologia dinámica (progreso,
utopia, desenvolvimiento de la humanidad).
El trágico problema en que el alma humana se debate: la dualidad
entre las aspiraciones del alma al infinito, que niega toda realidad fi¬
nita, pero no logran realizarse integramente, supone oponer a toda tesis
que plantee la realidad del Yo una antitesis que la niega, y a superar
la contradicción en una sintesis, nunca definitiva. Del problema emerge
la concepción del infinito subjetivo como un movimiento sin fin en pos
de la idea racional de la libertad espiritual. El atormentado goethiano
Yo de Fichte, tal como aparece en su Teoria de la Ciencia, podriamos
preguntarnos si no tendrâ su expresión en la visión de la humanidad en
ilimitado avance sin término, en «vida viviente», para lograr el arribo
por su propio y unico esfuerzo a las sonadas playas de la utopia. El di¬
lema filosófico en que se mueve el espiritu humano, la dramatica alter
nativa a que antes nos referiamos, podriamos considerar que es la fuente
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Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
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