El pensamiento filosófico aleman y los origenes de la Sociologia
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proceso—una marcha—de la autoactividad, del autodinamismo del es¬
piritu, todo lo cual convierte a Fichte en un Hegel en profecia, inclusc
respecto a su panlogismo, a su principio cardinal de la racionalidad de lo
real y su reciproco.
El monismo kantiano: reino y legalidad de la moralidad, reino y le
galidad del cosmos, se halla también en Fichte y es un monismo autoac
tuante. El orden suprasensible y supratemporal, la unidad primordial,
lo absoluto, es un orden que se hace y ordena a si mismo, se autodesen
vuelve. Asi, la concepción del mundo histórico aparece como el centro
y el principio del sistema, de la posición general del autor en el proble
ma del conocimiento, desde el momento en que el punto de partida de
aquella posición es la concepción de la humanidad en su despliegue, en
un avanzar en medio de oposiciones, contradicciones y tensiones, «el
civilizarse en su progreso vivo». La historia aparece asi como la supre¬
ma corte de apelación (9). Pues bien, la determinación del sentido
y significación de este despliegue, de la «marcha» de la humanidad y
de sus leyes: he ahi la sociologia.
La causalidad final de este despliegue, que reside en la libertad y la
razón, establece la trabazón del mundo histórico con el mundo ético.
Para Fichte, como para Hegel y también para Comte-aunque con
otras modalidades (10), la razón rige el mundo y, por tanto, la historia
universal, la historia evolutiva; es la razón el fin ultimo del mundo,
la conciencia que el Espiritu tiene en si y que, por consiguiente, ha de
Ilegar a tener en la realidad concreta de su esencial libertad (11). Pero
el camino de la libertad es el camino de la moralidad, en que está la
fuente de todos los deberes. El acontecer se halla referido y vinculado a
la libertad y a la ley moral. El fin, pues, es la libertad general universal
de la humanidad, el progreso de la humanidad, la vida de la especie, es
«el constante desarrollo del mundo moral». Las concepciones del mundo
histórico y del mundo ético se hallan reciprocamente superpuestas.
En realidad, toda la filosofia de Fichte viene a confluir en una Eti¬
ca, que es el término obligado de la orgia psicológica, que es su sistema
y que acaba por resolverse en una apoteosis de la conciencia moral, de
las energias libres, mediante la cual pueda realizarse el bien soberano y
desarrollarse la vida bienaventurada. El yo infinito de Fichte no es otra
cosa que la voluntad, el orden moral (12). El eticismo de Fichte deter¬
mina e invade incluso su naturphilosopie. Tiene una visión heterónoma
(9) RANDALL, p. 428.
(10) «Es caracteristico en su dinámica y en su positivismo que él veia
la fuerza de la vida social en el desenvolvimiento y la actividad de la ra¬
zón». WIESSE: Bosquejo de una historia de la sociologia, «Rev. Int. de So¬
ciologia», 1956, p. 9.
(11) GAOS, prólogo cit., p. X; véase B. LASK: Fichtes Idealismus und
die Geschichte, Tubinga, 1502.
(12) MENÉNDEZ PELAYO: Historia de las ideas estéticas, t. IV de «Obras
completas», 1950, p. 159.
Max-Planck-Institut für
. Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
päisch
chtsgeschichte