cira precisamente a la organización social concebida como más
perfecta por un hombre o por un grupo de hombres que, conmo
vidos por el espectáculo de la extrema miseria al lado de la opu
lenta riqueza, creyeran haber encontrado una fórmula taumatur
gica de efecto inmediato para ponerle remedio. Nada menos rea¬
lista ni menos eficaz, por muy elevadas que sean la inteligencia y la
cultura de los forjadores de tales fórmulas. Los perfeccionamientos
posibles en cada tiempo han de ser alcanzados mediante una per
severante labor enderezada a descubrir y enmendar —en la me¬
dida en que se pueda hacerlo— todos los errores de principio, de
concepción y de aplicación que entranan las instituciones econó
micas y sociales y todos los rozamientos que en su funcionamien-
to presentan, asi como a hacer penetrar en las conciencias la con
viccion de que el interés personal consiste precisamente en servir
el interés social. Pero es importante tener muy en cuenta que esta
labor ha de ser realizada con pureza de intención, con el espiritu
limpio de prejuicios doctrinales y partidistas y de propósitos per¬
secutorios, porque con ella no se trata de servir mezquinos in¬
tèreses politicos, sino de salvar la civilización cristiana, cuya más
trascendental y urgente misión en los tiempos que vivimos es res¬
taurar el reinado de la paz y de la justicia en las relaciones
humanas.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
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