vida pûblica del pais, es un mero espectador. Generalmente no
està ni educado para comprenderlos. Las cuestiones que sus man¬
datarios discuten en el Parlamento no las entiende, y si las en¬
tiende nada tienen que ver con su vida real, con su profesión, con
sus intereses particulares o gremiales, con su estado cultural, con
sus preocupaciones concretas. Ve que la nación, con sus problemas,
anda por un lado y la politica por otro, sin llegar a engranar ésta
en aquéllos; y que los politicos, insensibles a las verdaderas in¬
quietudes nacionales, sin preparación para interpretarlas, se agi¬
tan y luchan, por cuestiones meramente electorales y de mando
que sôlo pueden afectar a su vanidad o a sus intereses privados,
cubriéndolos de cuando en cuando con torneos oratorios sobre los
grandes ideales constitucionales o metafisicos, en los cuales suelen
estar muy versados.
No se advierte en esa organización democratica la misma ausen¬
cia del hombre integral y activo, la misma tendencia a organizar
mecânicamente aspectos aislados de la conciencia social, el mismo
reinado de las ficciones que en la ciencia moderna o en el dere¬
cho moderno?
Y si se pasa después a analizar la gran industria, jqué se
encuentra en ella? Ese pobre obrero parcelario, producto asimismo
del progreso, convertido en mâquina que, junto a otra mâquina, de
material aparentemente mas insensible, realiza un trabajo automâ¬
tico y especializado, en el cual no tiene interés, ni pone gusto, ni
conoce su posible aprovechamiento humano. Ese hombre era en la
Edad Media un artifice que trabajaba al lado de su maestro, en
su tallercito, y transformaba, poniendo en ello su mayor cuidado
—y a veces acaso su mayor ilusión—, los materiales que le lleva¬
ban los clientes. Sabia producir el objeto completo, sabia a quien
servia al producirlo, podia poner su amor propio en la perfección
del servicio. No se sentia, por otro lado, sometido a nadie, ni for¬
mando parte impersonal y anónima de ningûn frio mecanismo. Al
anochecer, al toque de las campanas, se retiraba con su maestro,
que era su amigo, que le atendia cuando se hallaba enfermo, y
que, cuando sano, lo Ilevaba a las fiestas religiosas o artisticas de
los gremios. Pues ese artifice, confiado en que al cabo de los annos
de trabajar familiar y cordialmente, llegaba siempre a maestro, la
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Real Ace
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte